Si bien la figura del ingeniero militar hunde sus raíces en los tiempos más remotos, no fue hasta el 17 de abril de 1711 cuando, por encargo del Rey Felipe V, y a propuesta del ingeniero general Jorge Próspero de Verboom, se aprobó el proyecto de organización del Cuerpo de Ingenieros del Ejército. Esta fecha señala la antigüedad del Arma de Ingenieros.
En plena Guerra de Sucesión, el entonces ingeniero mayor de los ejércitos españoles en Flandes recibió el encargo de organizar el Cuerpo y, dos años después, por medio de un Real Decreto sancionado por Felipe V en Zaragoza, vio la luz el Cuerpo de Ingenieros Militares. Posteriormente, el propio Verboom creó la Academia de Matemáticas de Barcelona, de la que este año se cumple el 300º aniversario.
Desde unos tres siglos antes de 1711 y hasta prácticamente un siglo después, no hubo en España otros ingenieros que los militares. Durante todo ese tiempo, la aportación del ingeniero militar al avance tecnológico y al progreso de la sociedad española fue constante, esencial y difícilmente mensurable. Pero incluso después de la aparición de la ingeniería civil, la relevancia de los ingenieros militares no ha cesado, adaptando al ámbito civil soluciones inicialmente creadas para fines militares, como la aviación, el automovilismo, la telegrafía, el alumbrado eléctrico o la radio, sin olvidar otras aportaciones a la sociedad española, como la creación de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, la del Instituto Geográfico Nacional, la del Cuerpo de Inspectores de Trabajo o la invención del tren TALGO.
Aportación en el Estado de Alarma
En este 309º aniversario, y en el Estado de Alarma en el que nos encontramos, los ingenieros militares vuelven a demostrar su espíritu de innovación y vocación de servicio, desempeñando labores que exigen una excelente preparación y una gran especialización. Ejemplo de ello son el montaje de hospitales, tanto de campaña como semipermanentes, en las provincias de Barcelona, Madrid y Segovia; el refuerzo de capacidades del Hospital Central de la Defensa; la instalación de puentes, como el tendido en la provincia de Tarragona; o el desarrollo de un innovador sistema de descontaminación robotizado. También se han llevado a cabo innumerables actuaciones de desinfección y descontaminación de hospitales, residencias de mayores, centros médicos, centros penitenciarios, etc., o en apoyo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado a través de patrullas de control y la vigilancia de infraestructuras críticas.
En definitiva, todas las unidades del Arma de Ingenieros y el Cuerpo de Ingenieros Politécnicos están poniendo su granito de arena en la operación “Balmis” al servicio de la sociedad española en su lucha contra el coronavirus.
Fuente Informativa.- Pagina Web del Ejercito de Tierra.
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