‘Aprender a ser vanguardia’
16/02/2024Artículo de la Revista Española de Defensa nº 413
En el campo de maniobras, a bordo de un Centauro, un grupo de alumnos experimenta lo difícil que es avanzar con profundas capas de barro: comprueban cómo se deslizan las ruedas del vehículo y el riesgo de que pueda quedar atascado.
En este suelo la ventaja es para el carro de combate, porque su peso está más re partido en las cadenas y es más difícil que se quede atrapado. «El barro es capaz de parar un guerra; detiene los avances», asegura el teniente Sergio Caride, que instruye a los alumnos en el manejo del blindado. Y es que no hay nada peor que quedarse atascado en el campo de batalla a merced del enemigo. El teniente aclara que, en el caso de pinchazo en las ruedas, estas tienen un sistema de autoinflado que aguantarían hasta que llegase un vehículo de apoyo para cambiarlas.
Esto y mucho más es lo que se aprende en la Academia de Caballería (ACAB) situada en el centro de Valladolid. Como señala su director, el coronel Francisco Javier López Villar, «las unidades de a pie y acorazadas son las que toman el terreno y lo defienden. Ahora bien, la Caballería es la que va a vanguardia de las unidades y tiene unos despliegues más amplios que la Infantería. Es la primera en enfrentarse al enemigo«. Pero si hay que retirarse, los jinetes son también los últimos, «porque resisten mejor los disparos del adversario mientras se mueven y, a la vez, mantienen el fuego».
En la ACAB completan su formación los oficiales y suboficiales del Arma y también militares de tropa (cabos prime ros) antes de incorporarse a las unida des de Caballería. En total, a lo largo de un año pasan por sus aulas entre 120 y 130 alumnos. En el caso de los alféreces cadetes, después de cuatro años en la Academia General Militar de Zaragoza, los que eligen esta especialidad fundamental realizan el quinto curso en Valladolid.
Los futuros suboficiales, por su parte, comienzan a estudiar en la Academia General Básica de Talarn (Lérida) y, a los cinco meses, pasan a la escuela específica, en este caso la ACAB, donde permanecen dos años y medio.
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